El último viernes de cada mes

EL ÚLTIMO VIERNES DE CADA MES

Ella es una mujer de casa con su marido y su hijo en una nueva ciudad, conocerán a un matrimonio muy libre que hará que ella se prenda como nunca, tanto así que se entregará a los placeres mas desenfrenados…
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Mabel P-
Mr oscuro

06

Capítulo

Raúl estaba feliz con su traslado al norte, se ocupó como siempre de cada detalle, pero sólo una cosa olvidó…preguntarme a mí qué opinaba de esta… su decisión. Mi vida era cómoda, amábamos a nuestro hijo y nuestra vida sexual era buena al menos eso creí.  Arrendó una linda casa en un barrio muy hermoso, teníamos una plaza cerca donde nuestro hijo podría jugar, él había pensado en todo y todo era perfecto. Al principio estuve algo decaída por el cambio de ciudad; nuestro pequeño hijo hizo rápidamente amistad se entretenía mucho y yo sentada en una banqueta de la plaza, pasaba mis días cuidando de nuestro hijo. Un día de tantos se me acercó una mujer, joven y muy atractiva, se sentó a mi lado y me dijo: hola, soy la mamá de Pablo y sentó a mi lado, charlamos toda la tarde, era muy divertida tenía una forma muy libre de expresarse y una risa fácil en su cara. Cada tarde en esa plaza mi nueva amiga y yo hablamos de una y mil cosas.

Uno de esos días Sara, ese era su nombre, dijo que le gustaría mucho que fuéramos a cenar a su casa, me pareció una excelente idea se lo comenté a Raúl y también le entusiasmó; quedamos para ese fin de semana, esa noche llegamos a casa de Sara, Raúl estaba con los niños jugando, Sara y yo fuimos a ver los últimos detalles , en un momento ella dijo : ahí estás¡ levanté la vista y pude ver a un hombre que sonreía, era Tomas el esposo de Sara, se acercó tomó a Sara por la cintura y le dio un  mordisco en su boca, mientras con una mano apretó una de sus nalgas, woow¡ pensé pero que calientes que son estos dos, me gustó mucho su forma pero también sentí la falta de fuego que había entre Raúl yo.

Las cenas en casa de Sara y Tomas si hicieron frecuentes, como también las demostraciones de complicidad y sexualidad entre ellos, un día me atreví le pregunté a Sara cómo lograban ellos mantener su relación tan encendida a pesar del tiempo, entonces me dijo que su secreto era siempre procurar obtener su placer sexual y así podía complacer a su esposo y que esto era un acuerdo entre ambos, no entendí claramente a que se refería, pero dije ah claro. Quedé pensando en esa frase y recordando los momentos cuando Sara y Tomas se rozaban, se entregaban miradas cómplices e incluso cuando a veces los sorprendía dándose apasionados besos por los rincones de su casa, decidí intentar esto con Raúl esto, esa noche acosté a nuestro a hijo un poco más temprano, preparé un picadillo, compré una botella de vino y me vestí algo más sensual, quería encender a Raúl y tener una apasionada noche de sexo. Llegó y se sorprendió al ver todo lo que había preparado, nos quedamos en el sofá comiendo y bebiendo, besándonos y acariciándonos y cogimos ahí mismo, Raúl se colocó sobre mí y me penetró…mi esposo me ama  y yo a él pero a pesar de eso y cada vez que hacíamos el amor sólo experimentaba dolor, mucho dolor que no me permitía llegar al placer, esa noche fue igual y una vez más fingí un orgasmo para complacer a Raúl. Nunca, nunca antes de ese momento  me había cuestionado mi relación íntima con mi esposo por primera vez era yo la que tenía ganas de sentir  de ser yo la que terminara encendida y temblando por una buena cogida, tenía tantas ganas de que el me diera placer, mis deseos me quemaban por dentro,  algo en mi estaba a punto de estallar y  si no lograba un orgasmo, un real y puto orgasmo no sería capaz de seguir…le conté a Sara, fue fácil hablarlo con ella, Sara era diferente ella dijo:  Raúl debe salir de viaje este fin de semana, ¿no es cierto? sí contesté, pues bien te conseguiré una nana y te vienes a casa para que hablemos de esto, está bien dije.

Llegó el fin de semana, le comenté a Raúl que iría donde Sara me dijo que bien pásalo super, llegué a casa de Sara cerca de las 8 de la noche, toqué el timbre dos veces y nadie abrió, fui por la puerta trasera para golpear la ventana de la cocina pero no alcancé a hacerlo quedé con mis ojos pegados en esa ventana, ahí estaban Sara y Tomas cogiendo sobre la mesa de la cocina, al verlos quedé paralizada mis piernas no me obedecían, entonces Tomas me vio y sonriendo le avisó a Sara, pararon de coger y ella me abrió la puerta y  me invitó a entrar como si no supiera que yo los había sorprendido cogiendo,  Tomas me ofreció un pisco sour mi bebí el primero casi de un sólo trago, estaba tensa y a la vez con una morbosa curiosidad, el hijo de Sara se había ido con sus abuelos, ella me dijo tenemos la casa para nosotros, para disfrutar y disfrutarnos ¿disfrutarnos? eso me sonó extraño pero ya con 2 sour en el cuerpo me había logrado relajar, cenamos nos sentamos a  fumar, beber, Tomas colocó música, se escuchaba fuerte y me envolvía, provocaba un estado alucinante no permitía pensar solo sentir y dejarse llevar, Sara se levantó y comenzó a moverse al compás de la música, Tomas la miraba, verlos encendió mis ganas esas de querer sentir de desear aplacar el fuego que me estaba consumiendo,  se podía oler sexo, se podía respirar deseo me sentía cautivada cayendo casi en un trance con esa música que me encendía, que nublaba mi razón y que me hizo unir a ellos en esta danza alocada, todo eso estremecía mi cuerpo y deseaba, deseaba mucho ambos disfrutaban de esto…yo también.

Tomas tomó la botella y llenó una vez más mi copa, bebe me dijo, déjate llevar, su mirada penetrante me provocó fascinación extrema, me seguí moviendo junto a ellos sin pudor, me sentía libre de hacer. Seguimos bebiendo y bailando en un minuto Sara me dijo acompáñame quiero enseñarte algo, subimos a su habitación me dijo mira es perfecto para ti, me dio un vestido rojo muy simple pero muy sensual me dijo anda colócatelo quiero ver como te queda, voy por más bebida , me encontraba bajo el embrujo de los tragos de la música de las ganas me quité la ropa y me puse el vestido, solté mi pelo me sentí atractiva y  encendida, tenía ganas de tocar otro cuerpo y de ser tocada, comencé a acariciarme muy lentamente, cerré mis ojos humedecí mis labios toqué mis pechos y automáticamente mis pezones se endurecieron y sentí una pequeña contracción en mi interior, seguí recorriéndome , reconociéndome, redescubriéndome comencé a sentir como mi vulva latía y un cosquilleo en las paredes de mi sexo, entre mis piernas un hilo delgado de mis fluidos corría lentamente, estaba húmeda, embriagada por la bebida y la música no me di cuenta que no estaba sola,  Tomas observaba íntimo ritual  se acercó, podía ver su pantalón tenso por la erección , colocó su mano en mi vagina y comenzó a frotarla muy lentamente como dando y quitando, llevándome y trayéndome en un balanceante camino al éxtasis.

Cerré mis ojos, nada había en mi cabeza más que el deseo de sentir… mientras Tomas me seguía acariciando sentí que besaban mi espalda, Sara también  estaba ahí Tomas me masturbaba y sara recorría mi espalda con su lengua y rozaba sus pechos al subir y bajar, la música sonaba más fuerte me encendía, mis ganas subían más y ya no podía retroceder no quería retroceder, nada más existía eran la música, Tomas, Sara y yo…Tomas me sostuvo de las caderas, me montó sobre él así me llevó contra la pared y comenzó a cogerme, mi cuerpo golpeaba contra el muro con cada cogida, me dejaba llevar no podía negarme, lo quería, lo necesitaba me sostenía sólo con uno de sus brazos con su mano tomaba uno de mis pechos y lo llevaba a su boca, cada golpe, cada golpe contra el muro me hacía sentir atravesada por la verga de Tomas, Sara nos miraba sonreía y bailaba, Tomas me llevó a la cama me tendió en ella y comenzó a lamer y morder cm a cm todo mi cuerpo,  Sara se nos unió se colocó al lado de Tomas y comenzó a lamer su verga a chupar y succionar su verga, luego cambiábamos yo lamía entre las piernas de Sara mientras Tomas me seguía penetrando, estábamos entrelazados difícil era ver dónde comenzaba un cuerpo y terminaba otro, 3 pieles encendidas procurándose placer sin limitación  la música , los gemidos, los quejidos se confundían Sara se levantó de la cama y se sentó en un sillón frente a nosotros, Tomas me puso de rodillas mirando a Sara se colocó tras de mí y siguió cogiéndome, era increíble lo que ocurría, mientras Tomas me cogía Sara nos observaba y se acariciaba, estábamos conectados por nuestros sexos, mientras más fuerte me cogía Tomas más rápido se masturbaba Sara,  Tomas casi me destrozaba penetrándome y moviéndose como queriendo invadir todos mis íntimos rincones, mis ojos estaban clavados en las manos de Sara que recorría su cuerpo tocaba sus pechos, mordía sus labios y no dejaba de darse placer,  sentía arder mis entrañas la verga de Tomas palpitaba furiosa dentro de mí, era como una serpiente reptando en mi interior buscando el momento de expulsar su veneno y llenarme de él, la música me enloquecía, me trastornaba  entregados al placer ya casi al límite aguantaba el orgasmo que subía desde mi vientre y quería salir por mi garganta quería gritar…

Sara se levantó  y comenzó  a besarme mientras me pedía que la tocara, introdujo mis dedos dentro de ella…nuestros quejidos y gemidos se confundían igual que nuestros cuerpos, así retorciéndonos por las contracciones del clímax que se acercaba, así gritando, frotando, besando, penetrando así así y con un sólo grito alcanzamos juntos el placer. Sentí derramarse a Tomas dentro de mí, mis dedos estaban inundados con los fluidos de Sara y yo, yo era una cascada de jugos que corrían entre mis piernas, caímos en la cama Tomas sobre mí así me quedé dormida. Desperté algo confundida mi cabeza se partía en dos, busqué mi ropa me vestí, bajé las escaleras, Sara limpiaba la casa me vio y me dijo hola ¿todo bien?, sí bien dije, Tomas¡, gritó prepara un café a nuestra invitada, apareció él con un tazón de café. me miró me guiñó un ojo y me dijo toma te hará bien, bebí café mientras miraba todo, era como si nada hubiese pasado la noche anterior, entonces Tomas dijo me voy se acercó a Sara y la besó, se acercó a mí y me besó en los labios suavemente y se fue. Sara me dijo ¿te quedas a desayunar? no contesté debo ir a casa a ver a mi hijo, bien nos vemos esta tarde en la plaza, sí claro dije y salí. Camino a casa no pensaba , no quería pensar, lo vivido había sido algo único, excéntrico pero único y lo quería lo necesitaba repetir. Entonces tomé la decisión, seguiría mi vida de siempre, siendo la madre y la esposa de siempre, pero cada último viernes del mes, cuando Raúl debía salir de la ciudad, iría a casa de Sara y Tomas y permitiría que mis bajos instintos y deseos más prohibidos salieran de mí, al fin éramos amigos y así…así yo me sentía feliz.

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