La deseada

LA DESEADA

El inicio de mi más grande delirio, lo volví mi oficio, deseada por todos , en este relato te cuento como me abrí a la aventura de mi vida, mi primera gran locura, no fue una historia de dos, pero fue el comienzo de mi despertar, no me arrepiento, lo disfruto..

07

Capítulo

22 horas y comienzo mi semana de trabajo, en la cafetería de siempre bebo un café y espero a mi primer cliente del día, me sumerjo en mis pensamientos y fijo mi mirada en la luz del farol que tengo al frente, tengo casi 40 y llevó 22 años ejerciendo mi oficio, el más antiguo del mundo según dicen; Sí, no se equivocan SOY PUTA

Nunca me he cuestionado cómo ni cuándo decidí serlo, pero cuando lo hice me propuse ser la mejor… ¿cuántos hombres han pasado por mi cama? no lo sé a ciencia cierta, pero han sido muchos, algunos pasaron, otros se volvieron mis habituales clientes, pero hubo algunos, muy pocos, con lo que llegué a sentir algo más que pasión. El amor no es lo mío que va…me gusta el sexo y si puedo lucrar y tener una buena vida haciendo lo que más me gusta, ¿por qué no?; tenía 18 años cuando por casualidad descubrí lo mucho que me gusta tirar, iba a clases de modelaje porque quería ser famosa jajajaja y quién no a esa edad, siempre destaqué entre mis amigas por ser muy alta, delgada y algo voluptuosa. 

Desde que la naturaleza comenzó mi transformación acaparé las miradas de los hombres, no soy fea pero sin duda mi mayor atractivo…mis tetas. Ser el centro de las miradas lascivas de los hombres me gusta, observar cómo sus ojos se clavan en mis tetas y sentir como desean tomarlas y satisfacerse en ellas es algo que me produce gran placer. Como dije tomaba en esa época clases de modelaje, mis rasgos poco comunes y la combinación de un cuerpo esbelto con cara de niña, hicieron que uno de los dueños de la academia se fijara en mí, un  hombre mayor o al menos mayor para mis 18 años, tenía mundo y su locuacidad me atraía. Hasta ese minuto mis experiencias sexuales habían sido sólo con chicos de mi  edad los que alcanzaban a durar un par de minutos y terminaban eyaculándose casi en mis manos, ellos me besaban y rápidamente aparecía la erección, pero bastaba que yo colocará una mano sobre ese pene para que se corrieran; que hablar de una posible penetración, eso me tenía jodida porque finalmente ni siquiera alcanzaba a masturbarlos, cuando ya sus adolescentes pantalones mostraban la señal de que eso era todo; entonces me convertí en la chica más deseada pero la menos penetrada, que paradoja más absurda, lo único que quería era tener sexo y reuniendo todo lo que a un hombre considera excitante no lo conseguía. Ese fue quizás el motivo por el que Rodrigo me pareció tan interesante, él no disimulaba sus miradas, es más pude darme cuenta que muchas veces buscó mis ojos para mostrarme la rigidez de su verga erecta a través de su pantalón, esas cosas me encendían y no fueron pocas las veces que llegué a casa con mi ropa interior mojada por su provocación. A finales de ese año terminaba ya mis estudios en la academia, se había organizado una cena formal para celebrar la ocasión, terminar mis estudios de modelaje era algo muy importante para mí, pero sólo podía pensar en Rodrigo y en que no volvería a verlo. Llegó entonces el esperado día, elegí un sexy vestido de terciopelo azul,  con tirantes delgados y un escote redondeado el que se veía aún más prominente al contener mis senos, no llevaba brasier, la firmeza de mis pechos adolescentes lo permitían, el delgado terciopelo del vestido  traslucia mis pezones y una hilera de mostacillas brillantes y tornasol bajaba de ellos recorriendo mi silueta terminando al inicio de un filoso y provocativo corte que dejaba ver una de mis piernas; la noche, el lugar a orillas del mar daban el marco perfecto para que la aprendiz de perra que era yo …comenzará a aparecer.

Con una copa en la mano me pasee por todo el lugar sabiendo y consiente que las miradas me seguían, observaba con tanta desidia a mi alredor y sonreía a quien me mirara, no por cortesía, por soberbia más bien, me sentía dueña del mundo y la situación. Caminando llegué a un apartado rincón donde podía subir uno o dos peldaños y tener una hermosa vista del mar, así lo hice y cerré mis ojos dejándome envolver por el aroma salino, sintiendo las pequeñas gotas que caían en mi cara al reventar las olas más abajo; así estaba disfrutando de ese mágico momento cuando sentí apegarse a mi espalda el calor de otro cuerpo, hermosa vista ¿no te parece? fue lo que dijo, lo siguiente fue sentir la presión de su pelvis en mis muslos y la sutil pero resuelta fuerza con la que apegaba su miembro a mí ; Rodrigo había seguido sigilosamente mis pasos sin que yo me diera cuenta, era obvio… mientras todos los hombres en ese lugar me deseaban Rodrigo sabía que me tenía y no demostraría mayor interés, me quedé tal y como estaba, disfrutando el roce de su sexo erecto entre mil nalgas y sintiendo pequeñas contracciones de su pene que eran punzantes latidos, es una hermosa noche le dije, sí me contestó y yo debería decir ahora que no es más hermosa que tú, pero eso ya lo sabes. Sus palabras me envolvían y si bien mentiría diciendo que me sentía enamorada, en ese momento no me podía resistir a él, se acercó aún más a mí, atrapándome entre la barandilla que me separaba del acantilado y él, me dijo al oído vámonos de aquí, mi respiración estaba agitada y podía sentir la humedad que mi vulva comenzaba a manifestar, entonces bajamos y caminamos juntos hasta su auto, subimos y salimos de ahí. Dijo que iríamos a otra fiesta más entretenida, yo me dejaba guiar por él, la seducción que me provocaba me hacía no objetar y sólo acatar, avanzamos varios kilómetros saliendo de la ciudad, nos internamos por un camino algo pedregoso en medio de la nada y de pronto y a lo lejos el viento traía el sonido de música y risas, pocos metros más adelante estaba el lugar, entramos y había mucha gente Rodrigo saludaba a todos yo caminaba tras de él, alguien colocó una copa en mi mano  y yo acepté, seguía a Rodrigo entre la multitud hasta que llegamos frente a una puerta la abrió y me invito a pasar. Rodrigo cerró la puerta y con algo de bruta fuerza me colocó contra la pared, alzó mis brazos con los suyos y los sostuvo fuertemente mientras que pasando su cara entre mis pechos me decía ¿es esto lo que querías pequeña zorra? una mezcla de sensaciones me invadieron en ese momento hoy a mis 40 lo tengo claro… aparecía la puta que siempre habitó en mí. Sin mayor preámbulo me jaló del cabello y me dijo anda enséñame lo que sabes hacer, llevada por la excitación del momento tiré de su cinturón y bajé su cierre, a mi encuentro y casi desbordando apareció su falo erecto y rudo, bajé su ropa interior lo tomé entre mis manos y lo acerqué a mi cara, no olvido su aroma, su olor, recorrí mi cara con el mientras le daba suaves caricias a su glande, antes de ponerlo en mi boca fijé mis ojos en los de Rodrigo que me miraba descarado y sin quitarle la vista de encima comencé a lamer su pene, podía ver como sus venas se inflamaban y la piel que lo envolvía se tensaba  y enrojecía, actué por instinto y no lo metí de inmediato en mi boca, bajé hasta sus bolas y las metí de una en una en mi boca, las saboree como si fueran mi ambrosía predilecta, Rodrigo me miraba y disfrutaba, respiré profundo coloqué la punta de su pene en mi boca y la sostuve con mis labios mientras  mis manos agarraban sus nalgas y así tragué su verga hasta más no poder, comencé a mamarla , chuparla Rodrigo me tomaba del pelo y me empujaba cogiendo mi boca más profundo aún, mis uñas se enterraban en su piel, sentí que me atravesaría o simplemente me ahogaría con su pene en mi garganta, el sabor de un líquido salobre en mi boca me indicaba que lo estaba haciendo bien. Con su mano Rodrigo bajó el tirante de mi vestido dejando expuestas mis tetas mientras las tomaba con fuerza y jugaba con su pulgar en mi pezón…me pedía que abriera más mi boca y yo delirante obedecía, ahí estaba la más deseada y jamás penetrada chupando la verga de su instructor. Me llevó a la cama dándome de chupadas en mis pechos y cuello a empujones me tendió en ella y quitándose la camisa me miró y con depravada sonrisa en su cara me dijo, aún no llegamos a lo mejor…se abrió la puerta y entraron dos hombres, ambos de edad similar a la de Rodrigo, se acercaron a la cama y comenzaron a tocarme, primero mis hombros, mi cuello, mis pechos hasta que uno de ellos jugó con mi clítoris, sin resistencia me dejé llevar, me sentía extasiada y mi cuerpo pedía seguir, me voltearon entre los 3 y sólo reaccioné al sentir la embestida de una verga ¿de cuál de los tres? no lo sé, sólo sé que sentí una espada incandescente atravesarme mientras otros dedos se deslizaban dentro de mi culo y una boca recorría mis tetas y las mordía, me cogían entre los 3 a mí la jamás ´penetrada, ya no había rincón de mí que no hubiese sido violentado y eso me complacía y hacía querer más. Uno de ellos se sentó en la cama tomó mi cara con fuerza  y penetró mi boca mientras yo recibía una y otra embestida en mi culo, una vez era uno y turno siguiente el otro entre penetradas, mamadas, recibidas y otorgadas a estos tres penes dispuestos para mí, mi cuerpo manifestaba estertores de placer, me corría sin controlarme, mis piernas chorreaban confundiendo mis y sus fluidos y cuando creí que ya nada podía superar ese momento de espaldas en el suelo recibí la descarga de estos tres hombres que me inundaron con su semen, como vertiginosas cascadas cada uno de ellos se vino sobre mí, llenando mi cara, mi boca, mi cuerpo completo con su acuosidad…no sé cuánto tiempo pasó desde que llegué a ese lugar, sólo desperté cuando los rayos de sol cayeron en mi cara entrando por la ventana, miré la cama y ahí estaba rodeada de eso tres hombres que me habían cogido la noche anterior, no sentí arrepentimiento eso es lo real, me sentí satisfecha y complacida algo frenética la verdad, el placer experimentado era algo que quería repetir ya no podía seguir sin sentir los espasmos y contracciones que mi cuerpo descubrió esa noche y sabía que no sería sencillo de conseguir. Me vestí y tomé en un moño mi desgreñado cabello, cogí mis zapatos y descalza salí de la habitación, bajé a la playa y caminé por la arena, mi cabeza pensaba sólo en una cosa, seguir cogiendo…y aquí estoy tomando un café, esperando a mi primer cliente del día… 22 años después.

 

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