Una Lección de Sexo

UNA LECCIÓN DE SEXO

Para mi hijo la fiesta por sus 21 años fue inolvidable…lo que no sabe es que tambien lo fue para mi, esa noche di mi maestria en sexo y mi alumno aprobo con distincion maxima…Escucha esta historia, tengo cosas que enseñarte.
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relato : Mabel P.
producción : Mr. oscuro

16

Capítulo

Siempre fue mi casa el centro de operaciones de mis hijos y sus amigos, los vi crecer a todos, fui cómplice en las fechorías juveniles y también paño de lágrimas. Era más fácil contarme a mí sus cosas que a sus propios padres; yo los entendía. Mis contemporáneos somos hijos de una generación castrada, donde casi todo estaba prohibido, pero una de mis decisiones de vida, fue que al ser madre mis hijos o hijas serian libres y vivirían a cabalidad sin restricciones pacatas.

Para los 21 de Rafa, el mayor de mis hijos, hicimos una tremenda fiesta música, comida y mucho para beber; que fiesta fue aquella, Rafael hasta hoy la recuerda, lo que mi hijo no sabe es que la que tampoco la olvidara jamás, soy yo.

Algo cansada caminé hacia el bar y me serví un trago, me fui directamente al jardín cerca de la piscina y me recosté en la reposadera. Era una cálida noche de primavera, la fiesta estaba en su apogeo y todo marchaba, podía darme un espacio para descansar.

Mis ojos se fueron cerrando, estaba en un relajante estado, no se cuánto tiempo transcurrió, sólo recuerdo que al abrirlos, sentado a mi lado estaba Luciano, el mejor amigo de rafa;  me miraba fijamente e intuí que algo pasaba. Pasé mis manos por mi cara para despejarme un poco y le dije, ¿oye que haces aquí?, él me miró me pasó una cerveza y contestó: no quería molestarla pero hay algo que necesito hablar con usted, ¿qué pasa?, vaya no es fácil, ¿puedo llamarla por su nombre en vez de tía? dijo, me sentiría mejor; claro le dije, si eso te ayuda puedes llamarme Amira, pues bien Amira lo que ocurre es que hay una chica…ah¡ ok entiendo ¿mal de amores?, sí o sea no…es decir no se si amor pero  lo que pasa es que es una chica mayor que yo y me gusta mucho, me encanta todo de ella he querido acercarme pero hay un detalle que me frena y me siento como un tonto, vamos dime ¿qué pasa?, bueno es que si me acerco y ella me acepta, cuando llegue el momento “aquel” yo no sé cómo es decir se cómo pero nunca estuve con una chica mayor. Lo miré y le dije: a ver Luciano ¿qué quieres preguntar?, ¿quieres saber cómo tener sexo con tu chica?, un visceral SI¡¡¡ saló de su boca y yo no pude contener una carcajada; Luciano también rio.

Mira para esto creo que hace falta más que una cerveza, tráeme algo más fuerte que yo mientras me preparo para darte tu lección de sexo. Esto lo decía en sentido figurado, sería una clase teórica de cómo cogerse a su chica, esa al menos era la idea. Regresó con dos vasos y una botella de ron, ¿cómo sigue la fiesta? le pregunté mientras me bebía el primer sorbo, bien ya quedan pocos, Rafa subió con su novia, los demás cayendo; historia conocida dije mientras reía. Bueno vamos a lo nuestro, ¿cuántos años tiene tu chica?, mmmm…la verdad es bastante mayor que yo, bueno ok entonces ¿ella sí debe tener experiencia, no? siii claro que la tiene, muy bien entonces no pretendas hacerte pasar por un tipo experto, ella lo notara, ¿sí? contestó en tono de pregunta, claro que sí, las mujeres cuando hemos sentido más de un cuerpo podemos distinguir perfectamente a un primerizo de un avezado, por lo tanto mi primer consejo es que seas tu Luciano. El asentía y no despegaba su mirada atenta a cada palabra o gestos míos. ¿Cuándo pretendes verla?, ojalá ya me dijo muero de ganas por estar con ella, entiendo los deseos de los jóvenes son ingobernables, ¿sólo los de los jóvenes? me preguntó, ya habíamos bebido casi todo el contenido de nuestros vasos cuando llego esa pregunta, lo miré y le dije obvio que sí, soy una mujer Luciano ¿o no?… sí claro, yo sé que eres una mujer Amira y una muy atractiva. Sentí una halagadora incomodidad frente a su comentario, mas no di mayor importancia y proseguí, dime que es lo más cercano al sexo que has tenido con ella, bueno si las masturbaciones cuentan, eso es lo más cercano y la verdad no sólo con ella, esta sería mi primera vez. Ah vaya¡, este es un caso aún más complejo, pero no te preocupes iremos paso a paso, ¿has visto desnuda a una mujer?, ¿así, frente a mi dices Amira? pues no, ¿no conoces el cuerpo de una mujer?, ¿no has tocado el cuerpo de una mujer?, bueno en circunstancias como esa no, mmmm sírveme otro que esto se está tornando complicado.

Luciano tomó la botella y llenó nuevamente ambos vasos, le di un largo trago y seguí. Debes saber que el cuerpo de una mujer tiene zonas muy sensibles, SI¡, me dijo el clítoris, no sólo el clítoris¡, existen otros lugares para experimentar y explorar el cuerpo de una mujer, su cuello, sus pechos, sus piernas, sus pies, las caricias y los besos te abren el camino y lo hacen mucho más placentero para ella y muchísimo más fácil para ti. Cogerse a una mujer no es sólo penetrarla, eso es la consecuencia, pero el acto mismo del sexo involucra mucho más: Luciano escuchaba extasiado y yo a medida que fluían las palabras me sentía como poseída. A sus 20 y algo de años, Luciano tenía un cuerpo muy bien formado, esa noche vestía con colores claros, llevaba el pelo un poco largo, los hoyuelos en sus mejillas le daban una suerte de tierna sensualidad desde siempre, pero que hoy y tal vez al amparo de los tragos yo  veía sin la ternura y me parecían extremadamente atractivos y sensuales; su voz ya no era la de un adolescente chillón sino  más grave y suave que en conjunto con sus labios algo gruesos y de un rojizo pálido,  parecían una invitación a ser devorados. Amira me dijo, sacándome del momento de contemplación en el que me encontraba, ¿qué pasa dije?, me decías cómo conocer el cuerpo de una mujer, ah sí, ok sigamos. En el sexo los cuerpos quedan entregados para dar y recibir placer tanto tu como tu amante deben saber cómo tocar, cómo hacer sentir y de igual forma hacerle saber al otro dónde y cómo deseas ser tocado.

Al penetrarla rápido lograrás sólo satisfacer tu sentido corporal y vaya que es importante, pero cogerse a una mujer, es más. Debes recorrer cada rincón de su piel, tocarla y encenderla, acariciarla con tus manos, con tu boca y con tu pene y principalmente con todos tus sentidos. Así la encenderás, harás que arda en llamas y que finalmente sea ella la que te pida la penetres. ¿Y si no lo logro Amira?, ¿si no se cómo tocarla?, pero Luciano como no vas a saber, eso sale solo, es magia, si pero ¿y si no?; sentía tanta ansiedad en sus palabras y la verdad yo me sentía algo excitada ya, por lo que sin pensar ni medir nada le dije, ¿dices que ya todos se durmieron?, sí contesto, ok esto será entre tu y yo ¿bien?, sí dijo, no me basta un sí ¿lo prometes?, lo que me pidas Amira, lo prometo¡. Entonces bajé los tirantes del vestido que llevaba, quité mi brasier y dejé a sus ojos mis pechos; no son las tetas más hermosas que verás le dije, pero para el caso así se ven la mayoría. Luciano estrelló su mirada en mis tetas, abría sus ojos y mojaba sus labios con su lengua, acto que provoco un hormigueo en mi vagina. Fue tan rico sentirlo que me atreví a más; acércate le dije, tomé sus manos y las coloqué sobre mis pechos, así se sienten ¿ves?, sí me dijo son suaves. Tímidamente tocaba y acariciaba mis pechos hasta que mis pezones se tensaron y parecían dos botones color rosa, él instintivamente sosteniendo con sus manos mis tetas, comenzó a jugar con sus pulgares en mis pezones, la puerta se había abierto y cerrarla ya no era opción. Comencé a entregarme a las caricias algo torpes pero excitantes de este chico, podía sentir su respiración agitada y más me encendía; ver como cada vez que yo reaccionaba el humedecía una y otra vez con su lengua esos labios frescos…su mirada lo decía quería comerse mis tetas y yo, yo deseaba que lo hiciera. Olvidé donde y con quien estaba, para mí en ese momento sólo era un hombre frente a mí, me dejé llevar por mis deseos, acerqué mi cuerpo a su cara y le dije anda prueba.

Luciano se abalanzó sobre mis tetas manoseándolas muy agitado las mamaba y estiraba mis pezones con sus dientes, le dije suave con calma, disfrútalas y hazme sentir. Escuchaba mis palabras y hacía todo lo que le decía, ya las conoces sabes cómo son, pesadas y suaves, ¿sientes su aroma y su sabor?, sí me contestaba evidentemente excitado, ¿querías aprender? pues bien yo te voy a enseñar. Me puse de pie y me lancé a la piscina, al emerger lo vi embobado observando; con una risa putezca le dije ¿y, no piensas venir? se quitó los zapatos y comenzaba a desabrochar su cinturón, cuando le grité NO ¡entra así yo te quito todo. Fue casi una orden para él, porque dio un brinco y se zambulló, nos fuimos al lado más alejado de la piscina, donde un árbol dejaba caer sus ramas sobre el agua, ese sería el lugar donde iríamos por el siguiente paso. Jugueteamos un rato me apoyé contra el borde,  terminé de quitar el vestido y dejé mi desnudez a su vista, la Luna lograba dar cierta luz que permitía me pudiera ver traslucida en el agua, me hundí y quité su pantalón; su camisa ya había caído. Lo tomé del pene que estaba duro y lo atraje hacia mí, lo comencé a besar primero en las mejillas, luego recorriendo sus labios bajé por su cuello y volví a su boca, metí mi lengua en ella y comencé a besarlo con ardor, él respondía y tomaba mis nalgas, sentía como las presionaba. Me di la vuelta y le dije ahora besa mi espalda, así lo hizo, lamió mi espalda mientras su mano buscó mi sexo y metió uno de sus dedos; se sentía tan rico, tan placentero, se apoyó en mi espalda y sentí su verga entre mis piernas buscando una entrada, un lugar para deleitarse, aún no le dije. De un salto me senté al borde de la alberca, abrí mis piernas y sin palabras, le dije que debía hacer.

Con sus manos separó los labios de mi vagina y con su lengua comenzó a recorrerme, los cosquilleos se hacían más intensos yo tocaba mis tetas y cerraba mis ojos disfrutándolo todo. Sentí que me venía, pero no era el momento, me quité y me tumbé de espaldas sobre el césped, Luciano salió de la piscina y al verlo de pie frente a mí, no pude resistir mis ganas de engullirme su verga. Me arrodillé y comencé a chupársela, comiéndome todo su falo como hambrienta de su viril pene, sentía sus piernas temblar, tomó mi cabeza que empujaba para penetrarme más profundo, su pene duro, venoso y húmedo merecía ya llegar a mi interior. Comencé a bajarlo poco a poco hasta que se montó sobre mí y por fin me penetró, lo hizo ansioso y muy rápido, le enseñé el ritmo exacto para extender ese caliente momento, entendió y su ritmo fue un poco más pausado; en momentos yo le pedía más fuerte, más rápido y lo hacía a la perfección. Arranque trozos de césped por la excitante desesperación que sentía, ya quería acabarme, ya quería sentirlo derramarse dentro de mí. Me monté sobre él y lo cabalgué iracunda, el roce de nuestras pelvis me provocaban espasmos, le dije toma  mis tetas y salté como una fiera sobre su cuerpo, me devoraba su pene y el sonido del choque al bajar y subir me excitaba más. Por fin sentí que ya venía, que el orgasmo se haría presente, me di la vuelta quedé de espaldas apoyada en el suelo, giré mi cabeza y le dije ahora dame todo lo que tengas, Luciano metió su verga como sable ardiente dentro de mí y me daba y penetraba con toda su fuerza, yo resistía sus embestidas y gemía, gemía mucho, jala mi pelo le dije, entonces con una mano en mi culo y la otra tirando mi pelo me penetró aún más profundo. Escuchaba sus quejidos que acompañaban sus arremetidas, voy a acabarme me dijo, ok hazlo, pero tíralo en mi espalda, no alcanzaba aún a terminar la frase, cuando sentí su leche caliente corriendo en mi cuerpo, bajando por mi culo y goteando al piso. Caímos uno al lado del otro exhaustos y jadeantes, recuperando nuestra respiración y aquietando nuestros latidos. Tomé una toalla que había, me envolví en ella, lo miré y comencé a caminar para entrar mientras le decía ¿no vienes?, si te quedas ahí te va a dar un resfriado. Fue lo último que dije, me dirigí a mi habitación y caí en la cama, húmeda, aún con mi vulva inflamada pero satisfecha, pues Luciano aprobó la lección.

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